
Oigo el fuego que crepita,
me hipnotiza su susurro
sigo el baile de las llamas
que me invita a no pensar.
El tiempo no se detiene,
no caben ya los recuerdos
las vivencias los sepultan,
y nos hacen olvidar.
La vida pasa deprisa
no hay tren que espere por siempre
la vida pasa deprisa y no me quiero bajar.
El ayer ya no es el hoy
ni el hoy lo será mañana,
como cambia la corriente
que estéril es esperar.
El viento barre las hojas,
limpia el trazado camino
arrastra los sinsabores
y no se detiene más.
La tierra gira sin tregua
para que pasen los días
envueltos en los quehaceres
que no encuentran su final.
Fuego, tierra, mar y aire
compañeros de fatigas
seguid siendo mis maestros
nunca dejéis de mostrar
que la vida solo es una
que solo queda vivirla
como llega y como marcha
sin olvidar contemplar.